Los que nacimos alrededor del año 1970, vivimos experiencias que nuestros hijos hoy no conocen, y que creo está bueno las sepan de nosotros, ya que al pasar el tiempo, las cosas se van olvidando.
Chico yo era y me moría de envidia cada día que iba a jugar a la casa del hijo del jefe de Sudamtex. En esa casa estaba aquel aparato lumínico, que no dejaba que yo pasara sin quedar perplejo junto a él: La televisión.
Pa, ¡qué cosa más divina, qué lindo poder tener una!, eso era el bum para mí, poder tener una en casa…
Pero como dicen los dichos, “todo llega”, y una mañana de invierno, un frío que mataba, y mi madre que le dice a mi padre, -“hoy vamos a buscar la televisión Ramón “ …. Porque en esa época las cosas importantes se decían por su nombre, LA TELEVISIÓN. Mira si le vas a decir la tele nomás, ¡ni se te ocurra!
Bueno en la tarde salen mis padres rumbo al barrio sur, cosa que de arranque me llamó la atención, ¿ cómo si los comercios están para el otro lado nosotros agarramos para el sur ?, pero como era también de esa época, minga de preguntar por qué para allá ?, si ya sabias la respuesta, shhhhh, cállese y venga, y eso era suficiente para no inmolarse nuevamente… Así que, caminando en lado contrario a mis deseos, llegamos a la vieja torre que hoy es un restorán, frente al club Yatching. En esa época era algo similar a un conventillo, pero con muchos recovecos.
Llegamos a la puerta deseada ...y golpea mi padre. Sale un negro grande como el mismo susto que tenía yo al verlo, y dijo: -venimos por LA TELEVISIÓN!! ¡Guau!, era acá nomás… El morocho entró, pasamos nosotros y había una sola en toda la habitación. Otra vez la intriga… y donde están las teles ? Con la respuesta incluida, calladito, ahí parado, esperando que hablen.
Bueno la famosa máquina del futuro que estaba en el living era la que se iba con nosotros. Pagó mi madre, (quien sabía de la economía doméstica) y el morocho enrolló los cables.
A pie con la tele y su mesa, caminando, como quien lleva un féretro de cristal, hicimos 4 largas cuadras.
Mi padre adelante con los brazos para atrás y mi madre caminando de frente, prendidos a la máquina del futuro que iba para mi casa. Mi alegría no podía ser…¡feliz! era muy poco para decir, recontra feliz venía yo. Pero, me habían dado una caja metálica con un cable que pesaba como todo lo que llevaban ellos más 8 kilos, pero con tal de que la TELEVISIÓN fuese a mi casa, no decía ni mu.
Llegamos a casa y creo que mi brazo derecho me daba para rascarme el pie sin tener que doblarme. ¡ Cómo pesaba la bomba esa! que tanto me pidieron “QUE NO SE TE VAYA A CAER”. ¿Explotaría pensaba yo, qué era taaaaaan importante, o sería el motor de la TELEVISIÓN?
Bueno después de las 4 largas e interminables cuadras llegamos a casa. Ya era de noche, pero en esos tiempos las cosas se hacían con paciencia y con mucho cuidado. Así que la primer noche mi madre limpió toda la TELEVISIÓN y obviamente criticó al morocho, que cómo no tenía limpia semejante valor y con tierra.
Y bueno, la primera noche miramos la TELEVISIÓN en casa obvio, miramos la TELEVISIÓN, apagada, porque faltaba la antena. Jajajajaj (Primera calentura).
Bueno a la mañana siguiente, a buscar un caño, y una antena.
Allá salimos para el taller que quedaba al fondo de mi casa para conseguir un caño y alambres. (Entiéndase por conseguir, como no pagar, manguear o conquistar con sabiduría, conseguirlo de regalo) porque ya mucho habíamos gastado con la compra de la TELEVISIÓN (primer aviso en- cubierto, que no se te ocurra pedir un peso ni para merienda).
Ya con los elementos en mi casa, y la famosa TELEVISIÓN al mediodía… y aún sin prender. Lucía una carpeta bordada a crochet, que por supuesto la marcaba como un elemento de mucho valor y que aparte de eso la hacía importante, había que cuidarla.
Bueno, llego la hora de la escuela, emprendí mi camino como todos los días, pero con una diferencia. Al primero que tenía que contarle era a mi vecino, que yo también tenía TELEVISIÓN.
Y así fue, lo maté con la noticia:-¡che! sabes que ahora tengo TELEVISIÓN en casa. A lo que contestó: -a sí? me dice, y me pregunta, y …¿qué miraste ? ¡Cuac! – nada- le dije- , porque aún no la prendieron. Se mató de la risa y yo casi lo mato. Jajajajajaj
Bueno en la escuela, creo que no me faltó nadie, le conté incluso al viejo Olgiatti, el profesor de carpintería, que ese día no teníamos.
Parecía a propósito, el día más largo del mundo y yo ahí clavado en la escuela. Por fin sonó la puta campanilla (porque de timbre en esa época, ni ahí) jajajaj .
17:02 y creo que ya estaba en casa. En ese momento, el Catarro, mecánico del taller donde trabajaba mi padre, que entre los dos estaban terminando de poner la antena. Llegué justito.
Tres alambres hasta casi la punta del caño, y tres más hasta la mitad, tirantes que no sé cómo no se enterró en el techo de la casa jajajaj.
Cable que entraba por un agujero hecho para eso, porque era algo importante y ameritaba mover y romper cosas que hasta entonces eran reliquias preciadas. Todo sea por la TELEVISIÓN.
Todos adentro, alrededor de las 18 horas, era más importante que cuando el hombre llegó a la luna.
Todo pronto, el enchufe a la pared, el famoso estabilizador prendido con un tac, que parecía realmente potente. La TELEVISIÓN enchufada al estabilizador, la antena atrás con sus patitas prolijas y mi madre que la prende……. Al finnnnnnnnn… pasaron unos 10 minutos mientras una mancha negra en el medio de la pantalla se agrandaba. Se escuchaba , pero no se veía, y mientras esto sucedía, mil conjeturas… las lámparas estarán bien ? o te la habrá vendido por eso ? eso que se escucha es tal cosa decía mi madre como gran conocedora, y no teníamos ni idea si no teníamos nada antes.
Por allá se empezó a aclarar la cosa, empezó a aparecer una imagen con forma de gente. ¡Una alegría! Un hormigueo en el estómago que no podía ser…por fin arrancó.
Ese día miramos hasta que los canales cerraron toditos, no dejamos que nos venza ninguno, jajaja porque salió muuuuy cara. Me lloraban los ojos de mirar y no pestañar.
De ahí en más empezaron los días con TELEVISIÓN. Ahora los sábados venían amigos a casa a mirar TELEVISIÓN, que cosa importante no? En esas épocas estaban Jerry Lewis, Bonanza, El gran Chaparral, alguna película de la época de los vikingos, alguna de Cowboys etc.
Mi madre y mi padre, parecían que habían comprado el último modelo de BMW jajaja Contentos que ahora tenían: TELEVISIÓN.
Hete aquí, que no todo era maravillas obviamente. Paso a contar: para mirar los tres chiflados que estaban a las 12:00 en punto y duraban media hora, había que prender la TELEVISIÓN a las 11:00 .Porque mientras calentaban las lámparas, y se ponía la imagen bien, demoraba media hora más o menos. No era como ahora que tiras la pata en un sillón, manoteas el control remoto y le das a un botón y todo está perfecto en segundos-.
Pasaron los días y las ambiciones por querer mirar cada vez más canales llegaron. Recordemos que en esa época solo se veía, canal 7,9, 11 y 13 y algún afortunado que decía que veía canal 2.Mira ahora que tienen el Cartoon Network las 24 hs, qué van a entender que si te olvidabas de los dibujitos tenías 24 hs para la vuelta a ellos.
Día de humedad, y empezó el trámite. Para el cual se necesitaban 3 personas. Justas las que había en mi casa en esa época. Tarea a cumplir?, mover la antena porque hace “ fantasma” ( Fantasma: dícese de la imagen de una persona que se veía doble). Primera parte:- Pedro, subí al techo a girar el caño de la antena. Mi padre en la puerta de la casa, desde donde hacía contacto visual con mi madre, que era la directora de la jugada a cumplir en el aparato en cuestión.
Empezó el diálogo de la tarea que describo tal cual:
-Girala un poquito Pedro (mandó mi padre)
Yo que me le prendía con fuerza, para girarla unos 15 grados pa donde me cante en gana, porque de eso ni idea, y qué fuerza había que hacer, (acuérdense que las riendas las habían puesto dos brutos como para que no se la lleve ni un tornado) la largaba y la muy hija de puta se volvía, y así como tres veces hasta que por cansancio, quizás se había movido 3 cm.
-A ver ahí? le gritaba yo a mi padre.
-A ver ahí? mi padre a mi madre.
-No, decía mi madre a mi padre y la muy perra lo gritaba igual que cuando hay una pelota mala en el tenis, seco, y mi padre a mí.
Puta madre otra vez a hacer fuerza (ahora le doy para el otro lado para ver si en una se dejan de joder, ¡maldita TELEVISIÓN!, ya me estaba jodiendo esto, ya que no era de menos de dos veces por semana.
Después de haber estado cagado de frío arriba del techo una media hora, bajaba y lo que querían mirar seguramente ya había pasado, pero, teníamos TELEVISIÓN.
Bien, estas cosas que describo eran tareas casi diarias, no crean que este tipo de aparatos se arreglaban un día y al otro no tenías problemas. ¡Nooooo!, por el contrario cada día aparecía un problema más y diferente del cual tenías que ir aprendiendo.
Ni hablar de las cosas más inverosímiles , que se les pueda pasar por la cabeza, fueron probadas como antenas cítese:
Budineras, llantas de bicicleta, tubos fluorescentes, tarros con aislantes inventados para ver canales raros, o que por casualidad se escuchaba alguna conversación de los milicos, y quedábamos todos quietitos para ver si entendíamos lo que decían.
Estar sentado un sábado de tarde esperando la película que te habían estado remachando toda la semana en los comerciales como la mejor película de la historia, algo que nunca habías visto, algo completamente atrapante con acción, tiros, peleas y efectos especiales que no podías creer. Por ejemplo cosas que eran increíbles, los cowboys , caminaban días y días por desiertos , sin siquiera ir al baño, y nosotros como unos giles nos transpiraban las manos de los nervios. Las vivíamos con ellos como personales. Y ahí en medio de una de esas situaciones, aparecían unas rayas que empezaban de abajo para arriba que atravesaban la pantalla, y una más y una más, y el grito mío a la entendida en TELEVISIONES “mi madre “ ¡Mamaaaaaaaaaaaá! se disparó la TELEVISIOOOOOOÓN… jajajaj Obvio, que Uds, no saben lo que es si alguien hoy en día grita se disparó la tele. Lo único que se pueden imaginar es que alguien enganchó el cable con el pie y la lleva a la rastra,,,, jajajajaj. Bien , allá venía la técnica de guardia ( mamá) a meter la mano atrás y de a poco la raya negra se aquietaba, se empezaba a ver de nuevo, pero por error toca la perilla que no es , ( porque atrás de las teles viejas habían dos perillas ubicadas casi siempre al ladito, una de la otra, una la del horizontal y otra del vertical) y la raya que antes solo subía o bajaba , ahora la atravesaba desde los costados y más rápida. Ahí sí, no se veía un pomo…… después de unos 10 minutos de todo eso, se volvía a la normalidad…
¡Hay que tener huevos para haber pasado esto! ,¡que lo tiró!.
Agreguémosle a esto que en esa época la corriente eléctrica no era perfecta como ahora, sufríamos de aquello llamado, “baja tensión” mira, baja tensión…Y eso con qué se come no?
Para eso estaba aquella cosa cuadrada que había traído yo el día de la adquisición de la Televisión que pesaba como si estuviera lleno de plomo: “El estabilizador”, (que su nombre hacía pensar como alguien que venía del más allá a salvar nuestros días jajajaj) que por lo general se ponía arriba de la parrilla que tenían las mesitas del TELEVISOR en la parte inferior, y que al ponerlos allí y cuando realmente bajaba la tensión vibraban, que no se podía ni escuchar lo que decían, ¡qué odisea! mirar algo entero sin tener que actuar como ingeniero, electricista, trepa techo, o dígalo con mímica.
Realmente todos estos cuentos que parecen inventados, más allá o más acá con alguna diferencia en cada casa, estoy seguro que los vivieron. De todas maneras la pasábamos bien, mirábamos media hora de algo que nos gustaba al medio día, y una hora de dibujitos animados a las 17:00 que si te quedabas bobeando a la salida de la escuela te lo perdías, el estar sentado con una taza de leche a esa hora y mirar dibujitos, era lo más.
PEDRO.